Con tizas en mano y en largas horas de trabajo, José Junior Tejada de la Cruz, un joven de 17 años, llena de vida y color las pistas de varios distritos de Lima.
Escribe Micaela Cedrón Pirotta
Hace unos meses, el pintor callejero José Junior Tejada de la Cruz, de 17 años, juntaba dinero en su vasija, luego de largas horas de pintar al cantante Héctor Lavoe en la pista del distrito de Magdalena, cuando de pronto, un par de serenos aparecieron y rayaron su pintura sin piedad alguna.
Según comenta Carmen Delaude, vecina de Magdalena, eran cerca de las diez de la mañana, cuando vio en el boulevard que dos serenos habían garabateado con las mismas tizas de José Junior Tejada de la Cruz, la pintura que él había hecho en la pista para juntar dinero.
Ella no permitió esa falta de respeto y abuso de autoridad y se acercó a reclamarles. Les dijo que ese acto se lo iba a comentar a Allison, el alcalde de Magdalena. José Junior Tejada de la Cruz agradeció este gesto, pues los serenos estaban a punto de llevarse hasta su herramienta de trabajo: sus tizas de colores.
“Siempre me molestan los serenazgos y no me dejan trabajar. Ese día me sentí muy mal al ver mi obra borrada. A veces, abusan de las personas que muestran su arte, por ejemplo, no dejan que los músicos que cantan en Magdalena expresen su arte.”, me comenta el pintor.
José Junior Tejada de la Cruz dice que su trabajo no hace daño a nadie, sino que, por el contrario, ofrece su arte para que los vecinos lo puedan observar. Aunque busca apaciguar las aguas hablándole a los serenos y tratando de que lo dejen tranquilo, no siempre lo consigue. Pese a ello no pierde las ganas de salir adelante “todos tenemos obstáculos y tenemos que superarlos”.
Los inicios del pintor
“Comencé a trabajar a partir de los 10 años en el norte, en la chacra, en varias cosas. En la pintura empecé a los 13 o 12 años”, me explica.
Con apenas 10 años, José Junior Tejada de la Cruz, dejó su tierra natal, Lambayeque y se mudó a la capital junto con su familia en busca de mejores oportunidades laborales, pues sus padres trabajaban en una fábrica desde las cinco de la mañana hasta la seis de la tarde.
Ayudaba trabajando y además cuidaba a sus hermanos hasta el mediodía, hora en que se retiraba para ir al colegio. “Somos seis hermanos, yo soy el mayor, todos son pequeños y yo ayudo a mis padres, por eso decidimos venir a Lima para buscar un futuro mejor”, dice.
¿De dónde nace su amor e inspiración por la pintura? “Desde pequeño, me gustó dibujar y pintar. En el colegio sacaba buenas notas en arte por el dibujo”.
Explica, además, que él se inspira de sí mismo; sin embargo, también recurre a Picasso y Leonardo da Vinci. “Siempre trato de averiguar cómo comenzaron ellos y ver sus técnicas para poder inspirarme en eso”, me cuenta.
Da Vinci callejero, ha realizado retratos que, así como las antiguas obras del famoso pintor italiano, transmiten emoción. Dibujos que no solo son a base de tizas, sino que son entregadas con detalle y corrección. Él mismo se considera su propio profesor.
“Yo mismo soy mi corrector, yo mismo soy mi profesor y siempre busco ver los errores donde me equivoco y tratarlo de hacer cada vez mejor”, me comenta con su sonrisa carismática.
En todos estos años, José Junior Tejada de la Cruz ha realizado mejoras a todas sus pinturas, porque de cada una ha ido aprendiendo nuevas cosas tanto en los colores, como en los matizados.
Con el pincel en mano
Desde hace cinco años, José Junior Tejada de la Cruz, demuestra su arte en las pistas del distrito de Magdalena. Todos los días sale de su casa ubicada en Ventanilla a las seis de la mañana, para llegar a Magdalena a las ocho, puesto que son dos horas de viaje.
Al llegar, junto con sus tizas pasteles, blancas y de colores ocre, rojo, azul, negro y amarillo empieza a darle vida a la pista, pintando entre cinco a seis horas, depende mucho la cantidad de personajes del dibujo y lo que este contenga. José Junior Tejada de la Cruz, busca pintar sobre las fechas que se celebran esos meses y también sobre lo que identifica al distrito. Estas obras de arte las deja en exposición entre dos a tres días.
A las dos de la tarde, busca qué almorzar en los alrededores de su trabajo y luego de una jornada larga de su labor artística, a las ocho y media o nueve de la noche, recoge sus cosas y regresa a su casa.
Sin embargo, no solo da vida al paso de este distrito, también trabaja en Gamarra y en el Centro de Lima. “A veces me voy cuatro días a Gamarra, dos días al Centro de Lima o cuatro días a Magdalena”, indica.
Llenando el chanchito
“Normalmente gano treinta soles diarios trabajando desde las nueve hasta las siete de la noche”, me dice. Este dinero no solo es para él, puesto que ayuda en casa.
Su padre es vendedor ambulante, se encarga de vender plantas, y su madre cuida de sus cinco hermanos, por lo que el dinero muchas veces no alcanza, pero José Junior Tejada de la Cruz no se queda de brazos cruzados y busca ayudar económicamente con lo que puede a su familia.
La visión de él para su vida probablemente es muy alejada al concepto de muchos adolescentes de su edad que tienen metas materialistas, no necesariamente malas; sin embargo, son muy diferentes a lo que José Junior Tejada de la Cruz tiene pensado. Él busca terminar sus estudios para ayudar a sus hermanos menores: Julissa de 13 años, Darwin de 12, William de 11, Alondra de 7 y el más pequeño de la familia Anderson de 5 años. Luego de eso busca seguir mejorando en su arte, mostrándolo por diferentes países.
“Que las personas se enteren que en el Perú hay arte y que deben de apoyar la pintura, la música. Las municipalidades deben de permitir trabajar y brindar su apoyo a los artistas de la calle”, dice.